Tailandia siempre vivió en mis sueños, como ese destino lejano...
Read MoreViajar 12 horas hacia el otro lado del mundo… ¿Quién lo hubiera imaginado? Yo tampoco.
Tailandia siempre vivió en mis sueños, como ese destino lejano que se ve hermoso en los videos, pero que parece inalcanzable. Hasta que un día me dije: «¿y por qué no?»
Compré el pasaje. Crucé el planeta. Y descubrí uno de los lugares más intensos y mágicos que jamás imaginé.
🌅 Krabi: el lugar donde el cielo toca el alma
Mi primera parada fue Krabi, una ciudad calurosa, vibrante y llena de vida. Pero lo que realmente me robó el corazón fueron sus atardeceres de otro mundo. Nunca había visto un cielo teñido de tantos colores. En ese instante, entendí que estaba viviendo algo extraordinario.
Krabi es perfecta si buscas moverte entre islas, tomar ferries, y explorar playas de agua turquesa, donde el mar parece pintado con acuarela.
Pasé 9 días de pura aventura:
No es solo viajar… es despertar todos tus sentidos.
🛕 Bangkok: templos, energía y renacimiento
Después de las playas, llegó el momento de conectar con mi lado espiritual.
Bangkok es una ciudad caótica y fascinante a la vez. Entre el ruido y la vida acelerada, se esconden verdaderos tesoros de paz:
Son mis tres imperdibles. Allí, en medio del incienso y las esculturas doradas, entendí lo necesario que es detenerse, respirar y hacer espacio para nuevas energías. Bangkok me ayudó a soltar, a agradecer, a mirar dentro.
Cerré mi aventura en Chiang Mai, una ciudad que parece abrazarte. Más tranquila, más introspectiva, más mágica.
Los templos aquí tienen otra energía… y los santuarios de elefantes son una experiencia que toca el corazón.
Poder ver a estos animales en espacios donde los cuidan, respetan y protegen fue un regalo. Te recomiendo dedicar al menos 4 días para disfrutar cada rincón sin prisas.
Así terminó mi ruta por Tailandia: nadando en aguas turquesa, buceando entre corales, visitando templos sagrados, conectando con la cultura local, probando sabores exóticos y viviendo una de las experiencias más poderosas de mi vida.
Tailandia no fue solo un destino. Fue un renacer.
Fue mirarme al espejo y decirme: «lo lograste, lo hiciste sola, y lo viviste intensamente.»
¿Tú también sueñas con un viaje que te cambie la vida?
Este país tiene todo para sorprenderte, para transformarte, y para recordarte que sí se puede.
Solo hace falta un paso valiente.
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